UÑA DE GATO CON CARTÍLAGO DE TIBURÓN
Recomendado por: Dra. Irene Adarmes
VITALIDAD PARA SUS ARTICULACIONES
Las articulaciones son estructuras de huesos entre sí y permiten la movilidad del cuerpo humano, las porciones finales de los huesos están recubiertas por unas superficies lisas que son los cartílagos que facilitan el rozamiento entre dichos huesos. Con el fin de alimentar, proteger, y cubrir estos cartílagos las articulaciones disponen de una membrana que los recubre llamada MEMBRANA SINOVIAL.
La Artritis Reumatoidea es una enfermedad en la que se produce una inflamación de la membrana sinovial de múltiples articulaciones, esta inflamación es la responsable del dolor, de la hinchazón y de la sensación de rigidez que se siente en las mañanas. La persistencia de la inflamación de la membrana sinovial hace que ésta dañe al hueso, ya que la inflamación mantenida o frecuente puede hacer que el cartílago (que permite el suave rozamiento de los huesos) adelgace y desaparezca. Con un buen tratamiento se puede controlar la inflamación reduciendo así el daño al hueso, sin embargo, el daño ya causado a las articulaciones y huesos comprometidos, es irreparable.
Aunque la localización fundamental de las lesiones producidas por la artritis reumatoidea está en la membrana sinovial de las articulaciones, a veces se pueden alterar otras estructuras localizadas alrededor de la inflamación, en la piel pueden encontrarse nódulos reumatoideos, que son abultamientos duros que aparecen en la zona de roce como los codos, los nódulos de los dedos de las manos. Estos nódulos son la consecuencia del desarrollo de la enfermedad y no tienen nada que ver con ningún tipo de cáncer.
Esta enfermedad es de duración variable, irregular y por lo general larga, por lo que se dice que es una enfermedad crónica. Generalmente la artritis reumatoidea ataca a mujeres entre los 45 y 55 años, también puede afectar a varones y niños.
La inflamación contenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, los ligamentos y los tendones que hay alrededor y la consecuencia será la deformidad progresiva de las articulaciones y pérdida de la capacidad para hacer algunas tareas de la vida diaria.
Llamanos al Telef (511) 999-117448 de Perú
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Las articulaciones son estructuras de huesos entre sí y permiten la movilidad del cuerpo humano, las porciones finales de los huesos están recubiertas por unas superficies lisas que son los cartílagos que facilitan el rozamiento entre dichos huesos. Con el fin de alimentar, proteger, y cubrir estos cartílagos las articulaciones disponen de una membrana que los recubre llamada MEMBRANA SINOVIAL.
La Artritis Reumatoidea es una enfermedad en la que se produce una inflamación de la membrana sinovial de múltiples articulaciones, esta inflamación es la responsable del dolor, de la hinchazón y de la sensación de rigidez que se siente en las mañanas. La persistencia de la inflamación de la membrana sinovial hace que ésta dañe al hueso, ya que la inflamación mantenida o frecuente puede hacer que el cartílago (que permite el suave rozamiento de los huesos) adelgace y desaparezca. Con un buen tratamiento se puede controlar la inflamación reduciendo así el daño al hueso, sin embargo, el daño ya causado a las articulaciones y huesos comprometidos, es irreparable.
Aunque la localización fundamental de las lesiones producidas por la artritis reumatoidea está en la membrana sinovial de las articulaciones, a veces se pueden alterar otras estructuras localizadas alrededor de la inflamación, en la piel pueden encontrarse nódulos reumatoideos, que son abultamientos duros que aparecen en la zona de roce como los codos, los nódulos de los dedos de las manos. Estos nódulos son la consecuencia del desarrollo de la enfermedad y no tienen nada que ver con ningún tipo de cáncer.
Esta enfermedad es de duración variable, irregular y por lo general larga, por lo que se dice que es una enfermedad crónica. Generalmente la artritis reumatoidea ataca a mujeres entre los 45 y 55 años, también puede afectar a varones y niños.
La inflamación contenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, los ligamentos y los tendones que hay alrededor y la consecuencia será la deformidad progresiva de las articulaciones y pérdida de la capacidad para hacer algunas tareas de la vida diaria.
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